Ana Isabel Torres ejerce sus labores como voluntaria desde hace cuatro años. En su caso, desempeña sus funciones en el área de consigna, “en la que puedo tener un contacto cercano con los usuarios”, nos cuenta. Mientras ejerce como médico de familia, su profesión, colabora con este servicio semanalmente. “Mi labor es muy pequeña, pero todo cuenta. Entre todos los trabajadores, voluntarios, donantes ponemos nuestro granito de arena para hacer posible la labor de la fundación”, afirma.
-¿Qué aprendizaje ha supuesto para ti ser voluntaria?
-He aprendido que, detrás de cada persona sin hogar, hay una historia. En algunos casos se inicia en la niñez —usuarios que han nacido en familias con escasos recursos o muy desestructuradas—, pero en otras ocasiones tiene pocos años de evolución. Quiero decir que muchas de las personas que necesitan los recursos de la fundación nunca pensaron que podrían verse en esta situación.
-¿Por qué comenzaste? ¿Te animó alguien?
-Conocí a una trabajadora de la fundación y acudí con una compañera a las jornadas de información.
-¿Un momento especial?
-Recuerdo con mucho cariño a un chico que se esforzaba muchísimo por encontrar un trabajo. Cada semana me contaba sus avances: unas veces acudía a entrevistas laborales en un supermercado, otras en el campo… ¡Hasta un curso de peinados para novias hizo!
-¿En qué otras áreas te gustaría desarrollar tu labor como voluntaria?
-Me encantaría poder ayudar en otros muchos servicios: comedor, cuidado de ancianos o de enfermos… Creo que cualquier puesto de voluntario es valioso para la comunidad y para la persona que lo desarrolla.
-¿Por qué elegiste la Fundación Jesús Abandonado para vivir esta experiencia?
-El apoyo a las personas sin hogar me parece fundamental. Creo que todos tenemos derecho a la protección que proporciona un techo. Además, en Jesús Abandonado no sólo se proporciona un lugar donde dormir, sino que se les da acceso a los usuarios a herramientas para conseguir autonomía. También les proporciona un entorno seguro y contacto con otras personas en un ambiente de respeto. Creo que las ayuda a sentirse integradas dentro de un grupo, lo que supone un paso adelante para la integración en la sociedad.
-¿En los próximos meses, compaginarás solidaridad con las vacaciones verano?
-Excepto alguna semana que estaré fuera de Murcia, procuraré no faltar al voluntariado.
-¿Consideras que la sociedad murciana es solidaria?
-Creo que el ser humano es, por naturaleza, bueno.
-¿Cómo animarías a los jóvenes a sumarse a esta experiencia?
-Creo que es una experiencia muy valiosa en cualquier edad. Conocer a personas con distintas vidas, que han tenido oportunidades y vivencias diferentes a las de uno mismo es una buena manera de fomentar el respeto a las personas distintas a las del pequeño entorno en el que nos movemos y evitar las conductas de odio: el racismo, la aporofobia, el maltrato a los ancianos …
Trabajan también con los más vulnerables, ancianos y enfermos sin hogar. Creo que es una labor importantísima para la comunidad.