«Al despedirse de este mundo el balance debería ser positivo» María Rosa Castellano, directora EAPS

El momento en el que un paciente terminal afronta el final de sus días es el adecuado para hacer una «relectura» de la vida que se acaba desde la niñez y el balance «siempre debería ser positivo» porque una vida «siempre ha tenido sentido para alguien y hay una huella que permanecerá«, según ha remarcado la psicooncóloga de Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, doctora María Rosa Castellano.

«Nadie debería despedirse de este mundo si no hay un balance positivo», según la doctora Castellano. Precisamente, para evitar que los pacientes mueran sin reconciliarse consigo mismos, la psicooncología tiene herramientas a su alcance como la terapia de la dignidad de Chochinov, que permite hacer una relectura de la vida para esclarecer el legado y la huella que ha podido dejar en la gente con la que se ha relacionado.

Así lo ha hecho saber la doctora Castellano, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia, en una entrevista concedida a Europa Press con motivo del Día Mundial del Cáncer que se celebra este jueves, 4 de febrero.

La doctora Castellano forma parte del Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) que trabaja mediante convenio con el Servicio Murciano de Sanidad complementando a los servicios de oncología de los hospitales Virgen de la Arrixaca, Morales Meseguer y medicina interna de los Arcos del Mar Menor. En concreto, este servicio cuenta con seis años de trayectoria en los que ha atendido de forma integral a más de 4.433 pacientes y 4.403 familiares.

El equipo pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que tiene una larga trayectoria desde el siglo XVI en tratar este tipo de pacientes, y en la Región de Murcia tiene su sede en las oficinas de la Fundación Jesús Abandonado. El grupo es uno de los 42 existentes en toda España adherido al Programa para Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas convocado desde 2009 por la Obra Social la Caixa, y cuenta con la colaboración asimismo de la Consejería de Sanidad y el respaldo del ICO y la OMS.

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El Equipo de Atención Psicosocial (EAPS)

El trabajo de este equipo de psiconcólogos es integral y comienza desde el mismo momento en el que se comunica la noticia de la enfermedad a los pacientes, detectando previamente a los enfermos más vulnerables desde el punto de vista psicológico. A continuación, realizan un acompañamiento durante toda la enfermedad, dotando al paciente de recursos para afrontar la enfermedad o se refuerza las que ya tienen.

El equipo ayuda tanto a pacientes como a familiares, que «son pacientes de segundo orden a los que no se les suele hacer caso, a pesar de que están pasando las de Caín por todo el proceso que tienen que vivir».

Originalmente, el equipo estaba formado por tres personas y ahora se ha incrementado a cuatro, dos de las cuales son trabajadoras sociales que atienden las necesidades que puede presentar el paciente en lo que respecta al desconocimiento de recursos, ayudas técnicas, desestructuración, mediación familiar, dependencia, entre otras.

Además, el Equipo tiene la capacidad de movilizar a un voluntariado formado específicamente en cuidados paliativos, con el fin de que la persona que está sola en los últimos momentos pueda tener un acompañamiento. «Aquí no se desahucia a ningún enfermo», subraya la doctora Castellano. Ampliar el servicio con más psicooncólogos facilitaría poder alcanzar a mas volumen de pacientes en toda la región por lo que ha hecho un llamamiento.

En este sentido, la doctora Castellano describe la etapa final que suelen padecer los enfermos terminales: «llega un momento que quizá viviremos o no –vete a saber cuál será nuestro adiós– en el que la persona trasciende a los problemas que haya podido tener; es algo mágico, un momento en el que uno intenta encontrarse con sigo mismo y deja de tener importancia todo aquello que no se ha podido hacer en la vida».

«Es un momento en el que la persona se sublima, y el psico-oncólogo tiene la oportunidad de encontrarse con el ser humano neto», destaca la Dra. Castellano, quien destaca que se trata de una situación «muy impactante e intima, acaba la vida y llega una muerte» el psicooncólogo ve su propia vulnerabilidad reflejada en el paciente. «No nos diferenciamos en nada«, asevera la doctora Castellano, que remarca el enorme parecido que puede haber entre dos personas ajenas y que no tienen «ninguna consanguineidad».

A este respecto, reconoce que el perfil del paciente a tratar es importante y, por ejemplo, la edad es un factor a tener en cuenta porque los ancianos evolucionan mejor ante las malas noticias y preguntan menos porque «ya han tenido toda una vida para adaptarse». Por contra, los jóvenes tienen más curiosidad y son más atrevidos a la hora de hacer preguntas, son cuestiones que tienen respuestas directas por parte de los oncólogos, son formuladas porque quieren que se les desconfirme el miedo que esas preguntas esconden. La respuesta no siempre lo logra.

Por tanto, explica que los pacientes más complicados son jóvenes, con un diagnóstico avanzado. La doctora Castellano también atiende pacientes adolescentes, con edades de hasta 16 años que están ingresados por la evolución de la enfermedad, y que originan el profesional «cierto exceso de simpatía, que no de empatía», lo que luego tendrá sesiones de equipo para preservar la integridad emocional en el profesional sanitario y clínico.

Con todo, la doctora Castellano estima que los niños y adolescentes son «excelentes pacientes» porque viven una realidad «ajustada al momento» y su mundo está centrado en otros asuntos que no tienen nada que ver con la enfermedad, por lo que no se perciben enfermos, sino que «están enfermos y eso es transitorio para ellos».

Por contra, los adultos tienen una percepción de «futuro angustioso» por delante, con sensación de finitud, se les acaba el tiempo, lo que les hace «sentirse enfermos», esta percepción subjetiva puede comprometer la adaptación y aceptación del proceso, siendo la despedida una situación de gran sufrimiento vital que el psico-oncólogo puede abordar y tratar.

En este sentido, ha remarcado la importancia de la sensibilidad del servicio de oncohematología a la hora de detectar dimensiones en el paciente además de las físicas pero que tienen una importancia crucial en su tratamiento y progresión de la enfermedad, como la espiritualidad, emocionalidad, su faceta social y personal.

La evaluación de estos factores subjetivos se basa normalmente, para ellos, en la observación. No obstante, los psico-oncólogos cuentan con herramientas para detectarlas como la Escala de Detección del Malestar Emocional (DME), creada por el equipo de psicólogos de la SECPAL, o la Medida del Paso del Tiempo de Bayés para detectar el sufrimiento percibido, y la escala Sentido de la Vida-Paz/Perdón para valorar la espiritualidad de la persona.

PROCESO DE SELECCIÓN DE PACIENTES

Ha puntualizado que su trabajo comienza con el cribado emocional del paciente para identificar a los pacientes más vulnerables desde el diagnóstico de la enfermedad este abordaje preventivo se ha incluido en el Plan de Calidad del Servicio de Onco-Hematologia del Hospital Morales Meseguer y fue galardonado en el X Congreso Regional de Calidad Asistencial en Murcia, junio 2015.

El equipo de psico-oncología recibe a los pacientes y les realiza una valoración basal del estado de ánimo antes de la primera consulta oncológica a través de un cuestionario estandarizado y validado que mide la ansiedad depresión hospitalaria.

La puntuación que se obtiene permite fijar la emocionalidad del paciente ante el diagnóstico de cáncer. Si es significativa, indica la presencia de síndrome ansioso-depresivo y el paciente es sometido a más controles a lo largo del tiempo.

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