Entrevista publicada originalmente en el diario La Opinión de Murcia · Texto Piedad Guillén
Enric Pastor, trabajador social de Jesús Abandonado y miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Allí donde no llegan las instituciones se encuentra asociaciones como la Fundación Jesús Abandonado para ayudar a las personas ‘sin techo’
Jesús Abandonado sigue trabajando los 365 días del año para localizar personas que necesitan atención. Ante la ausencia de gente en las ciudades durante el verano, resulta cada vez más complicado para aquellos que no tienen hogar ni pueden conseguir recursos económicos. Gracias al proyecto ‘Encuentro’ muchos de ellos están utilizando servicios de la Fundación Jesús Abandonado
¿En qué consiste el programa Encuentro?
La idea es localizar a aquellas personas que por su situación social, adicción al alcohol o problemas psicológicos no querían acceder a priori los servicios de la Fundación. La voluntad del proyecto es contactar con estas personas para ver la problemática que tienen y lograr el objetivo de mejorar su calidad de vida.
¿Cómo son los sin techo a los que ayudan?
Son personas con muchas carencias, cuyo rasgo común es que han claudicado. El trabajo que realizamos es un proyecto a largo plazo. Queremos ofrecerles los recursos de la ciudad y de la Fundación y así recuperarlos.
¿Por qué es tan difícil salir de la calle?
Porque lo han intentado muchas veces y muchas veces han caído. No hay expectativas, lo que pretendemos es mejorar la calidad de vida de todos ellos como el acceso a la ducha o al médico.
¿A qué se debe que se diga que es una ‘intervención integral’?
Porque combina las acciones de calle con la rehabilitación, ya que el objetivo final es sacar a la persona de la calle y que sea un ciudadano de pleno derecho. No sólo facilitamos la atención básica, queremos ir un paso más allá.
¿Cuáles son los principales focos de preocupación en estos momentos?
Pues ahora en verano una de las principales preocupaciones es el calor. Hemos tenido experiencias de personas de entre 60 y 70 años que se quedan dormidos en plena calle a las tres de la tarde y luego aparecen con importantes quemaduras o con síntomas de deshidratación.
¿Qué se puede hacer?
Pues toda ayuda es poca en todos los sentidos. La Fundación ha crecido mucho. De hecho, ha pasado de estar constituida por voluntarios y usuarios a tener un amplio cuerpo de profesionales apoyados por más de 300 voluntarios, ampliando los servicios. Pero siempre se necesitan más voluntarios, ya que la Fundación Jesús Abandonado y las necesidades siguen aumentando. Ahora por ejemplo está llegando muchísima población búlgara y toda ayuda es poca.