Noticia de Alberto Sánchez publicada por la agancia de noticias EFE · Fotos Comunicación Fundación Jesús Abandonado
El número de mujeres que utilizan el Comedor Social de Jesús Abandonado se ha incrementado en los últimos años al pasar del seis por ciento en el año 2012 al diez por ciento que acuden en la actualidad, según explica a EFE Daniel López, director de la Fundación.
De este porcentaje, muy pocas mujeres llegan al Comedor por motivos laborales o económicos, sino por problemas de salud mental o adicción a las drogas.
«Por norma general, las mujeres no llegan a la situación de exclusión, las que vienen ya han agotado sus recursos y están muy deterioradas, y si nos centráramos en población femenina inmigrante, si son de África, llega primero el marido y luego la mujer, y si son de Europa del Este, llega primero la mujer, todo en función de la búsqueda de trabajo», explica López.
La cola de gente que rodea el Comedor cada mañana y cada tarde, los 365 días del año, se ha convertido en una estampa típica de la capital murciana. Cada vez más, muchas de esas personas son jóvenes españoles que, desde el inicio de la crisis, han bajado la edad media de usuarios nacionales a 38 años, y que les acompañan problemas como la falta de trabajo o las drogas.
Por contra, la edad media de la población de fuera ha subido, pero el perfil joven extranjero sigue siendo inmigrantes estacionales que están de paso por la Región, en busca de trabajo entre campañas de recogida de frutas y verduras.
«En abril, mayo y junio ha habido un descenso de usuarios por el movimiento laboral. Aunque el trabajo sea inestable, lo poco que ganan les ayuda a no depender de nosotros», comenta el director.
María Pérez de Ontiveros, médico y voluntaria en el comedor, asegura que cuando es la época de la aceituna en Andalucía o la del melocotón en Cieza, muchos de los usuarios fijos van a trabajar allí: «Cuando hay trabajo en el campo hay menos gente, y también en la época del Ramadán».
En los seis primeros meses de 2016, el comedor social de Jesús Abandonado ha realizado 120.000 servicios de alimentación.
López explica que en época estival, los usuarios pasan de ser 300 personas por turno de comidas a 230 personas, en Navidad llegan a 310. «En 2015 tuvimos 2.080 usuarios, y el 50 por ciento de ellos son reincidentes este año, y cada uno debe estar registrado y asignado a un trabajador social del centro«.
Acogida, información y asesoramiento. Estas son las pautas que sigue Victoria López, trabajadora social especializada en enfermedades mentales, con cada persona que le asignan.
«Se trabaja con adicciones, con enfermedades mentales, inmigración, sinhogarismo; siempre viene un colectivo con varias problemáticas. A cada uno se les hace un seguimiento y se le ayuda a tener una finalización positiva. Si es una persona que cobra una buena pensión, se le reeduca para hacer buen uso del dinero y no tener que venir al comedor», explica la trabajadora social.
Una finalización positiva con un usuario que acaba por conseguir un trabajo, vivienda y una independencia de la fundación puede llevar hasta 4 años de seguimiento y ayuda.
Daniel López añade que un objetivo principal de Jesús Abandonado es la reeducación cognitiva y conductual de los usuarios.
Estos servicios que ofrecen los voluntarios son evaluados positivamente por las personas que acuden al Comedor: «Nos dicen que tenemos mejores servicios que las comunidades periféricas, donde los recursos son menores», apunta López.
Dentro del comedor, otro servicio extra que cumplen los voluntarios es escuchar a las personas que lo necesiten: «Ellos te cuentan que eran gente con buena posición hasta que por motivos como desahucios, divorcio o despidos acaban necesitando venir; se desahogan un poco, pero la mayoría sólo llega para comer y marcharse», comenta Juan Jordán, profesor y voluntario del turno de cenas los domingos.
